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El Reinado de Amadeo I (1870-1873)

La designación de una nueva dinastía para situarse al frente de la monarquía española acabó por enquistarse y dilatarse en el tiempo. Serrano y Prim comprobaron que no se trataba de una operación que afectase solo a los intereses internos españoles, ya de por sí divididos. La sucesión al trono español se convirtió en un asunto por el que se interesaron la mayoría de las cancillerías europeas, puesto que cualquier elección podía influir en las luchas entre Prusia y Francia para convertirse en la potencia hegemónica continental.

Finalmente, el elegido fue Amadeo de Saboya, duque de Aostae hijo del rey Víctor ManuelIl de Italia, que aceptó hacerse cargo de la Corona. A pesar de no tener una vinculación efectiva conelterritorio sobre el que iba a reinar, lo avalaba su pertenencia a una casareal de tradiciónliberal,su fe católica y sobre todo el hecho de que su figura no incomodaba a los grandes países europeos.

Cuando Amadeose estaba trasladando desde ltalia para ser coronado,en septiembre de 1870, el presidente del Gobierno y su principal valedor,el general Prim, fue víctima de un atentado que acabó costándole la vida. La ausencia de Prim dificultó aún más la adaptación al cargo del nuevo rey, ya de por sí complicada por su desconocimiento del idioma y la inexistencia de sectores de su confianza y estima en los que apoyarse,especialmente entre la alta nobleza y los oficiales del ejército, más proclives a restaurar la dinastía borbónica.

De todos modos, el 16 de noviembre de 1870 Amadeo fue proclamádo rey por las Cortes con 191 votos a favor y 120 en contra, y a continuación juró la Constitución de 1869. El primer Gobierno del reinado amadeísta estuvo presidido por el general Serrano, al frente de una coalición de unionistas, progresistas y demócratas. Las disputas internas, la inestabilidad y la ineficacia fueron los rasgos dominantes de este Ejecutivo,así como de los que lo sucedieron.

Amadeo I contempló la formación y la caída de seis Gobiernos distintos en poco más de dos años, con tres convocatorias electorales que se caracterizaron por una participación inferior al 50% del censo y graves fraudes que ponían entela de juicio la legitimidad del resultado. En dicho período, se sucedieron en el poder los progresistas de Práxedes Mateo Sagasta, los radicales (escisión del progresismo) liderados por Manuel Ruiz Zorrilla y los unionistas de Francisco Serrano.

Las desavenencias internas también fueron la tónica entre los partidos. A la ya referida escisión de los radicales respecto a los progresistas, cabe sumar la división del unionismo entre los partidarios de Amadeo y los de la restauración dela dinastía borbónica en la figura del príncipe Alfonso, hijo de Isabel 11. Estos últimos, entre los que se contaba prácticamente la totalidad de la nobleza, acabarían por agruparse en torno a la figura de Antonio Cánovas del Castillo. Mientras tanto, en 1872 el carlismo se levantó con la suficiente fuerza en sus áreas de implantación tradicional (Cataluña, Provincias Vascongadas y Navarra) como para iniciar una tercera guerra carlista que se prolongaría hasta 1876. También en Cuba la presencia española fue contestada con el uso de las armas en el marco de la denominada guerra de los Diez Años (1868-1878).

En este clima de crisis política permanente, Amadeo I abdicó el 11 de febrero de 187. 3El mismo día las Cortes proclamaron la República por 256 votos a favor y 32 en contra.

Fuente:Wikipedia



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